
El robo de un conjunto de joyas “de un valor patrimonial e histórico incalculable” ha hecho saltar todas las alarmas en Francia y en el Museo del Louvre , que ha perdido buena parte de las piezas que se exponían en las vitrinas de la colección de Napoleón y de la corona francesa. El hurto ocurrió en tan solo siete minutos y tuvo la firma de tres o cuatro ladrones “profesionales”, según apuntan las autoridades francesas, que aspiran a recuperar pronto el botín.
Según confirma el museo en un comunicado publicado en sus redes, los ladrones consiguieron llevarse “ocho objetos de valor incalculable” : una diadema de la reina María Amelia y de la reina Hortensia; un collar del conjunto de zafiro de las mismas reinas; un pendiente de ese mismo conjunto; un collar de esmeraldas de la reina María Luisa; un par de pendientes de esmeralda de María Luisa; un broche; una diadema de la emperatriz Eugenia; y un broche de la misma emperatriz.
También trataron de llevarse la corona de la emperatriz Eugenia de Montijo , la aristócrata española que llegó a ser emperatriz consorte como esposa de Napoleón III (1852-1870). Un objeto que conecta con nuestro país por el origen del personaje. Por suerte para el museo, en su huida, perdieron esa joya , que se encontró tirada en el suelo y que presenta daños.
1.354 diamantes y 56 esmeraldas
Los ladrones llegaron al Louvre a primera hora del domingo, entraron por el flanco sur del museo en dos motos y en un camión con un montacargas como los que se utilizan en las mudanzas. Así subieron al primer piso, entraron a la galería Apolo y forzaron las vitrinas donde se exponían numerosas joyas “de un valor patrimonial e histórico incalculable”, de acuerdo con las autoridades francesas.
No escaparon con todas ellas, porque perdieron la corona de la aristócrata española, esposa del emperador Napoleón III . Una lujosa pieza que fue diseñada exclusivamente para ella.
De acuerdo con su ficha técnica, esta joya sigue la forma típica de las representaciones de coronas imperiales. Los ocho arcos en forma de águila están hechos de oro cincelado; los demás forman palmetas de diamantes, incluyendo una grande en el centro. Cada palmeta está flanqueada por dos esmeraldas. Los arcos se unen bajo un globo de diamantes realzado por un círculo y un semicírculo formado por treinta y dos esmeraldas y rematado por una cruz compuesta por seis brillantes. En total, la conforman 1354 diamantes, 1136 diamantes rosas y 56 esmeraldas .
Fue diseñada expresamente para la Exposición Universal de 1855 . Tras el cambio de régimen a la III República, en 1870, fue vendida en 1885 por el Estado francés como una forma de liquidar su pasado monárquico y sólo volvió a su propiedad algo más de un siglo después gracias a una donación. Un auténtico tesoro que los ladrones finalmente no han podido llevarse, pero que presenta daños importantes tras el hurto más mediático de los últimos años.