Cuando la enfermedad acecha, las hormigas recolectoras negras hacen algo sorprendente: remodelan sus nidos. Con entradas más separadas y túneles más largos, modifican la arquitectura para minimizar el contacto entre insectos sanos y enfermos, logrando así frenar la expansión de las enfermedades dentro de la colonia.
Un equipo de científicos ha descubierto que las hormigas, enfrentadas a la amenaza de una epidemia, no solo cambian su comportamiento, sino que rediseñan activamente la arquitectura de sus propios hogares para proteger a la colonia. Este hallazgo, descrito como "inmunidad arquitectónica", revela una nueva dimensión de la inteligencia colectiva en el mundo animal y demuestra que no somos los únicos ingenieros capaces de modificar el entorno para combatir enfermedades.
La inve