Después de cocinar, es normal que las rejillas de la cocina queden cubiertas de grasa y restos de comida. Con el tiempo, esa suciedad se acumula y forma los típicos pegotes difíciles de sacar incluso con productos comerciales.

Pero existe un truco casero, económico y muy eficaz, que se volvió un clásico entre los amantes de la limpieza práctica: la combinación de vinagre blanco y bicarbonato de sodio .

Esta mezcla genera una reacción efervescente capaz de aflojar la grasa, eliminar manchas y desinfectar sin esfuerzo.

El resultado: rejillas limpias, sin grasa y con brillo , sin necesidad de productos costosos ni químicos fuertes.

Cómo aplicar el método después de cocinar

Mantener la cocina limpia no solo mejora su aspecto, sino que previene malos olores, evita la proliferación

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