Desear la paz es mucho más fácil que hacer la paz.
Las grandes ambiciones del presidente Donald Trump en Medio Oriente y Ucrania chocan contra sus propias limitaciones internas y las horribles resacas de dos guerras brutales.
Trump abandonó los planes para una segunda cumbre rápida con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, declarando el martes que no quería perder el tiempo, en el último y vertiginoso giro de su dramático, pero hasta ahora inútil esfuerzo por la paz.
Y el vicepresidente J.D. Vance se apresuró a viajar a Medio Oriente, donde Trump, la semana pasada, expresó su esperanza de haber forjado una “paz duradera”. El alto el fuego que negoció entre Israel y Hamas se mantiene… por poco.
Los críticos de Trump podrían encontrar satisfacción en que sus grandes planes corren el ri