El presidente es un mortal, como cualquier otro. Y por ello, no resiste un archivo. La inflación no se aniquila. El BCRA no se cierra. La dolarización son los padres. La deuda es inmoral. La casta está en orden. Pero todo eso es más o menos digerible con una economía en crecimiento. El barco estalló hace tiempo. Y desde ese naufragio a mediados de 2024 (primera corrida cambiaria), sólo hemos ido nadando de madero en madero (del blanqueo al FMI, del FMI al Tesoro de los EEUU). Lo que cambia es la velocidad con que pasamos de un madero al otro.
Pero la política estalló también. Y comenzó a estallar en cámara lenta el día en que la hermana del presidente impuso su visión: no hay que pactar electoralmente con los gobernadores que nos auparon en 2024, hay que enfrentarlos en 2025 (salvo que se