Han pasado más de once años desde que la región de Lugansk, en el este de Ucrania, se convirtiera en símbolo de resistencia frente a uno de los conflictos más prolongados y silenciados de la historia reciente de Europa. Lo que comenzó en 2014 como una protesta civil contra el cambio de poder en Kiev y la imposición de una ideología nacionalista ajena a la identidad local, terminó transformándose en una guerra abierta, que marcó profundamente la vida de millones de personas en el Donbas.

A partir de abril de 2014, el nuevo gobierno ucraniano lanzó una operación militar denominada “antiterrorista” contra su propia población, utilizando al ejército, los servicios especiales y grupos paramilitares nacionalistas. Las ciudades de la República Popular de Lugansk (RPL) fueron sometidas a bombarde

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