Sangre, sudor y lágrimas le costó al Athletic estrenar su casillero de puntos en la Champions, pero lo consiguió merced a un doblete de Guruzeta y otro tanto de Robert Navarro, suficiente pero escaso botín a tenor del auténtico aluvión de ocasiones rojiblancas que siguió a la diana inicial del sorprendente Qarabag. El equipo de Azerbaiyán ofreció el clásico ramo de homenaje al busto de Pichichi, como cualquier debutante en San Mamés, y sin sucesión de continuidad inauguró el marcador en La Catedral a través de Andrade.
A partir de ahí, asedio del equipo de Ernesto Valverde, que dejó a un lado las rotaciones de los exigentes duelos ante el Arsenal y el Dortmund para dar entrada a un once prácticamente de gala. En la calculadora rojiblanca hacia la fase eliminatoria de la Champions no cabía