Por primera vez desde el regreso de Donald Trump al poder, EEUU parece dispuesta a incrementar de verdad la presión sobre Rusia con nuevas medidas punitivas. El presidente lleva meses dando bandazos sobre la cuestión. Amenazando con castigos tras bombardeos especialmente sangrientos, o cuando Moscú lanza miles de drones sobre las ciudades ucranianas, para corregirse una y otra vez dando tiempo extraña a Vladimir Putin para que mueva ficha, algo que nunca ocurre. Diciendo que Ucrania no tiene cartas para ganar esta partida, que debe renunciar a territorio o que puede recuperarlo todo "e incluso ir más allá". Palabrería, contradicciones y poca acción. Esta vez, sin embargo, puede que algo haya cambiado en Washington, como se vio ayer con la suspensión sine die ayer la cumbre bilateral previs

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