ARCA
Por Juan Carlos RECINOS
En un siglo XX devastado por guerras, ideologías y revoluciones científicas —y en el XXI, marcado por la expansión de lo «posible»—, los antiguos dioses regresan. No es contradictorio que Nietzsche, filósofo del siglo XIX y autor de la proclamación de la muerte de Dios, haya anticipado un renacimiento mítico que todavía resuena. Entre todos los signos rescatados del polvo nórdico, hay uno que resplandece con violencia eléctrica y peso metafísico: el martillo de Thor, el Mjolnir, arma sagrada y figura central de la cultura popular contemporánea.
Pero ¿por qué un martillo? ¿Por qué un dios? ¿Y por qué precisamente ahora? Thor —dios del trueno, hijo de Odín, protector del Midgard— empuña un artefacto que no solo destruye: representa justicia, control del caos,