El Louvre reabrió sus puertas el miércoles en París con largas filas bajo su emblemática pirámide de vidrio, apenas tres días después de uno de los robos en museos más notorios del siglo, que sorprendió por su audacia y magnitud.

Los ladrones entraron y salieron del museo más visitado del mundo llevándose ocho piezas de las joyas de la Corona de Francia, una herida cultural que algunas autoridades comparan con el incendio de la catedral de Notre Dame en 2019.

El robo del domingo por la mañana, a solo metros de la Mona Lisa y valorado en más de 100 millones de dólares, ha puesto al presidente Emmanuel Macron y a la directora del Louvre, Laurence des Cars, bajo un nuevo escrutinio. Ocurre apenas unos meses después de una huelga que advirtió sobre la falta crónica de personal y la insuf

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