Un vasto sistema de espionaje estadounidense, desarrollado en el más absoluto secreto por la compañía SpaceX, podría encontrarse ya en una fase operativa avanzada. La revelación, que ha puesto en jaque uno de los programas militares más herméticos de Washington, no proviene de una agencia de inteligencia rival, sino del trabajo minucioso de un astrónomo aficionado en Canadá , quien ha destapado una actividad que debería permanecer oculta.
De hecho, la clave del hallazgo reside en una anomalía técnica de gran envergadura. El observador detectó una insólita señal de radio que, según todos los indicios, procede de la flota de satélites Starshield. Lo anómalo es que la transmisión se produce en una frecuencia reservada exclusivamente para las comunicaciones desde la Tierra hacia el espaci