El Banco Mundial eligió a Medellín como el primer lugar para lanzar un grito urgente cargado de hechos y evidencia sólida sobre la amenaza que ya viven las ciudades latinoamericanas: el infierno del calor extremo que las está haciendo inhabitables.

El revelador informe que presentó esta semana el Banco Mundial deja claro que la ola de calor récord que azotó a América Latina y el Caribe en 2024 no fue simplemente una anomalía climática pasajera: fue una advertencia, un anticipo. Lo que alguna vez ofreció un escudo a estas ciudades: la brisa marina o la altitud, se está quedando sin efecto. En Argentina la ola de calor extremo puso contra las cuerdas a millones de personas con temperaturas de 45°C; en Ciudad de México, donde se creían a salvo por su altitud, rompieron seis días récords de t

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