Cuando la Iglesia Anglicana y el Vaticano están más unidos que nunca después de 500 años de separación y el rey Carlos busca remarcar este gesto como fundamental en su reinado, la Familia Real británica se sumerge en una de sus peores crisis de supervivencia.
Inglaterra se separó de la Iglesia Católica bajo Enrique VIII en 1534, cuando Enrique estableció la precursora de la Iglesia de Inglaterra (casándose con Ana Bolena) y se autoproclamó Gobernador Supremo. Ni Enrique ni ninguno de sus predecesores, desde 1066, se reunió jamás con el Papa . Esta separación se mantuvo fiel hasta el reinado de la reina Isabel II, quien se reunió con cuatro Papas , pero se negó a rezar con ellos.
Una unidad histórica
Este jueves todo cambió. El rey Carlos III y la reina Camila, vestida de negro y