El ingreso de divisas externas representa un mero salvavidas coyuntural si sólo sirve para tapar brechas fiscales o calmar el dólar.
Cuando esos recursos no se destinan a proyectos productivos, lo único que se genera es un espejismo que, a los pocos meses, se evapora en fuga de capitales, especulación financiera y pobreza creciente para los trabajadores.
La historia reciente muestra que cada ciclo de endeudamiento sin producción termina igual: salarios que caen frente a la inflación, pymes asfixiadas y un mercado interno que se achica hasta su mínima expresión.
La economía argentina necesita un rumbo productivo, no un respirador artificial para sortear una elección.
Reforma laboral
Es un error creer que una reforma laboral aislada y unilateral es la llave mágica para reactivar el proc