Los corchos de vino, habitualmente desechados tras abrir una botella, encontraron un nuevo propósito lejos de la mesa. Cada vez más aficionados a la jardinería los reutilizan como aliados naturales para mejorar la tierra de las plantas , una práctica que se populariza por sus beneficios comprobados en el drenaje, la oxigenación y la conservación de la humedad.
Aunque a simple vista parecen una decoración curiosa, los corchos naturales funcionan como reguladores del sustrato. Gracias a su estructura porosa, actúan como esponjas que absorben y liberan agua de forma gradual, evitando que la tierra se seque demasiado rápido o permanezca empapada por largos periodos.
Un material que oxigena y protege
El corcho , compuesto casi en su totalidad por aire, es liviano, biodegradable y r