Gonzalo Pin señala que el horario de invierno se ajusta mejor “al reloj biológico” de las personas, porque la luz artificial y natural están más alineadas con nuestros ciclos del sueño y vigilia. Según él, cuando el ritmo solar y nuestro reloj interno coinciden, reducimos el cansancio, las alteraciones de humor y los trastornos del sueño que aparecen cuando se vive “por encima” de lo que marca el cuerpo.
El experto pone el foco en que no basta con elegir un horario por comodidad social o tradición, sino que la decisión debe basarse en la evidencia médica, social y económica. “Lo ideal sería que nos quedáramos con el horario de invierno”, afirma, “y que sea una decisión basada en la evidencia científica desde todos los aspectos”.
¿Cuáles son los efectos reales sobre nuestra salud?
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