En décadas asesorando operaciones y estrategias transfronterizas entre América Latina y Estados Unidos, he visto varios ciclos de entusiasmo y desencanto. Esta vez es diferente. La relocalización productiva , la transición energética y la digitalización están reconfigurando la interdependencia entre ambas regiones. Y esta oportunidad exigirá una madurez institucional y una capacidad de ejecución sin precedentes.

En un mundo marcado por las tensiones geopolíticas y la disrupción tecnológica, América Latina ha regresado al primer plano de la agenda de inversión de Estados Unidos. El capital internacional redescubre a la región por su valor estructural y su cercanía estratégica en un entorno que privilegia la confiabilidad sobre la distancia.

Según la Comisión Económica p

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