La eterna batalla contra la grasa pegada y los restos de comida en ollas y sartenes siempre tuvo un único protagonista en los hogares argentinos: la virulana. Durante décadas, esta fibra metálica fue la aliada infaltable para devolverle el brillo a la vajilla. Sin embargo, eso está llegando a su fin. Inspirada en una tendencia que es furor absoluto en Europa, una alternativa sustentable y efectiva está revolucionando la limpieza de la cocina: las fibras naturales, encabezadas por la estrella del momento, la esponja de luffa.

El cambio no es una simple moda, sino una respuesta directa a una necesidad global: cuidar el planeta y reducir drásticamente el uso de metales y plásticos descartables. La virulana tradicional, fabricada generalmente con acero o fibras sintéticas, tiene un alto costo

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