Las manzanas dan mucho juego. Casi más que jugo. Que se lo pregunten a Isaac Newton.

Hoy quiero utilizar media docena de estas frutas para pensar en voz alta sobre cómo somos -o podríamos ser- las personas. Entre ellas, también quienes trabajamos en el ámbito de la educación, la empresa o el acompañamiento humano, como hacemos en CampusHome.

Si a Newton una manzana le ayudó a descubrir la ley de la gravedad, hoy quiero que tres pares de ellas nos sirvan para descubrir tres leyes más sencillas, pero igual de necesarias: pensar bien, actuar bien y compartir bien.

Primera pareja: las manzanas del pensamiento:

Cuenta una historia que una niña sostenía dos manzanas en sus manos cuando su madre le pidió una. La pequeña, sin dudar, mordió una y luego la otra. La madre, decepcionada, pensó que

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