La toxina botulínica, popularmente conocida como bótox, no es un producto cosmético de uso libre, sino un medicamento que requiere receta . Su venta al público a través de internet o de cualquier otro canal no autorizado está terminantemente prohibida. Esta estricta regulación no es casual, sino que responde a la necesidad de proteger a la población de un compuesto que, en las manos equivocadas, puede tener consecuencias devastadoras.

En este sentido, conviene recordar que el botulismo es una enfermedad neurológica de extrema gravedad . Cuando la toxina se administra de forma incorrecta o su pureza no está garantizada, los síntomas pueden aparecer con una rapidez alarmante: desde visión borrosa o doble hasta una parálisis muscular progresiva que deriva en serias dificultades para habl

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