El Pentágono tiene motivos para celebrar. El caza furtivo F-35B del Cuerpo de Marines de Estados Unidos ha culminado una de las pruebas de fuego más exigentes de su historia reciente: un despliegue de cinco meses en Oriente Medio que ha servido para despejar cualquier duda sobre su capacidad. El escuadrón VMFA-542, conocido como los «Tigers», ha demostrado un rendimiento operativo impecable , sin registrar un solo fallo técnico o contratiempo en una de las regiones más complejas del planeta. Este nivel de confianza en la plataforma se refleja en las decisiones estratégicas del Pentágono, que sigue apostando por este caza mientras que no han alcanzado el mismo estándar.
De hecho, los datos de la misión avalan este éxito con una contundencia abrumadora. Durante su estancia en el extranjer

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