La palabra «polémica» tiene su raíz etimológica en el vocablo griego polemos, que significa guerra. Y en los últimos años, el cambio bianual a un horario de primavera u otoño se ha convertido en el caballo de batalla de diferentes iniciativas. Todas ellas enfrentando a diferentes bandos y con distintas armas. Así, el «ejército de hechos científicos» se enfrenta al de las costumbres arraigadas. Y el primero tiene todas las de ganar.
Este fin de semana, como viene siendo habitual, cambiaremos los relojes: de la madrugada del sábado a domingo se retrasarán 60 minutos para dar paso al horario de invierno. Pero mientras ajustamos manecillas, cada vez más estudios científicos y análisis económicos señalan que el cambio de hora no tiene justificación sólida ni en ahorro energético ni en salud pú

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