Cuando Fermín y Manuel Ibáñez no llegaron a la base Tromen a las 18, como tenían previstos, Jesús, su papá, supo que algo andaba mal. Contactó a los guías Ezequiel Caporaletti y Ricardo Calderón para que iniciaran la búsqueda de inmediato el volcán Lanín. L a rápida planificación y el acceso a un helicóptero privado fueron calves en el operativo de rescate. «Sino estábamos hablando de dos personas muertas porque nosotros no los íbamos a poder bajar», remarcó Calderón en diálogo con Diario RÍO NEGRO.
Los hermanos, expertos montañistas, se perdieron en la peligrosa cara sur de la cumbre, y fue la intervención de dos guías, que actuaron por su cuenta y riesgo en la madrugada, lo que resultó ser un factor clave.
Acudiron al llamado de un amigo: cómo inició el rescate de Fermín y Manu

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