Hay algo casi mágico en la calabaza . Su color, entre el oro y el fuego , parece concentrar toda la luz de la estación de otoño. En los países del centro de Europa -desde Austria y Alemania hasta la República Checa-, esta hortaliza anuncia la llegada del frío y da lugar a una gran variedad de sopas cremosas y delicadas que reconfortan cuerpo y alma. Recuerdo mis viajes por Viena en esta época del año, cuando las cafeterías se llenan de aromas a especias y el viento huele a hojas secas. En muchos menús, la protagonista indiscutible es la Kürbissuppe -una sopa de calabaza que suele servirse con un chorrito de nata y unas gotas de aceite de semillas de calabaza, oscuro y perfumado, típico de la región de Estiria. Cada cucharada es una caricia, suave y ligeramente dulce, equilibrada con

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