Este sábado tocaba fijo el artículo anual del cambio de horario. Será esta noche cuando una normativa absurda y obsoleta volverá a sumergirnos en las tinieblas. Cada año me toca escribir el mismo artículo pero en este creo que voy a variar un poco. Es terrible: Sánchez no quiere que pasemos al horario invernal, lo que significa, seguro, que todo va a seguir igual.

Dice, el muy mentiroso, que va a trasladar a Bruselas el sentir mayoritario de los españoles –y españolas– y que eso de un horario para el verano y otro para el invierno no sirve para ahorrar energía y, además, nos destroza los ritmos circadianos. Si eso lo afirmase un político serio y no un trapacero como Sánchez, cabría alguna posibilidad de contemplar, algún día, como las tardes de noviembre y diciembre dejan de convertir nue

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