El futuro de la legislatura de Pedro Sánchez pende de un hilo. Junts per Catalunya da por rota su relación con el Gobierno y prepara ya el terreno para abrir una comunicación reservada con el Partido Popular , a pocos días de que su ejecutiva formalice la ruptura con el PSOE.
Fuentes de la formación que lidera Carles Puigdemont confirman a THE OBJECTIVE que el lunes, en Perpiñán (Francia) , la dirección del partido se reunirá para poner fin al apoyo al Ejecutivo de Sánchez y trasladar la decisión a las bases a través de una consulta interna , que se celebrará en un plazo máximo de tres días.
El objetivo, según los interlocutores consultados, es “abrir una nueva fase de la legislatura” , marcada por la búsqueda de “una vía discreta de diálogo con el PP” tras la ruptura definitiva con el PSOE.
Puigdemont acelera el divorcio político con el PSOE
El distanciamiento entre Junts y el Gobierno era ya un hecho. En el entorno de Puigdemont reconocen que “las relaciones están rotas” desde hace meses. “¿Qué relación? No hay ninguna”, ironizan.
La gota que ha colmado el vaso ha sido el incumplimiento de los acuerdos de Bruselas , en especial el traspaso de las competencias de inmigración y la oficialidad del catalán en la Unión Europea , dos compromisos que el independentismo considera bloqueados.
La vicepresidenta del partido, Míriam Nogueras , lo dejó entrever esta semana en el Congreso: “Habría que hablar menos de cambios de horario y más de la hora del cambio”.
Un mensaje que, en clave parlamentaria, sonó a epitafio del Gobierno de coalición PSOE-Sumar .
El PP, a la espera de que Junts “mueva ficha”
Desde Génova , la cúpula del PP observa con prudencia la maniobra independentista. Los populares descartan por ahora una moción de censura , pero admiten que “todo dependerá de cómo evolucione la legislatura” .
En Junts, sin embargo, algunos dirigentes sostienen que “le corresponde al PP mover ficha” y estudiar la viabilidad de una alternativa a Sánchez. “No se ha hablado aún con ellos, pero la vía de comunicación se abrirá”, explican fuentes de la formación.
La idea que circula en los círculos de Puigdemont es la de una moción “instrumental” , encabezada por una figura “técnica” y no partidista , que asuma el poder de forma transitoria para convocar elecciones en seis meses .
“Un perfil que audite el Estado, lo limpie y deje el camino despejado para que Feijóo pueda tener opciones de gobernar”, resume un dirigente de Junts.
El PP, por su parte, ya ha tildado esa posibilidad de “política ficción” , pero no la descarta de plano.
La “vía discreta” con los populares
Según fuentes de la formación neoconvergente, la comunicación con el PP no se establecerá de forma directa con Alberto Núñez Feijóo , sino a través de intermediarios o figuras de confianza .
El objetivo sería “explorar soluciones al bloqueo político” sin visibilizar aún una negociación abierta.
En Junts recalcan que “no se trata de una alianza ideológica” , sino de una relación pragmática para influir en el futuro de la legislatura. “Si el PP necesita nuestros siete votos, no será gratis”, advierten.
Por ahora, el expresident descarta reunirse con Sánchez , pese a que este aseguró en Bruselas que el encuentro “se producirá cuando toque” .
Puigdemont busca recuperar influencia
La estrategia de Puigdemont responde también a factores internos : necesita reforzar su liderazgo frente al avance de Aliança Catalana , el partido de Sílvia Orriols, que amenaza con restarle espacio electoral.
La ruptura con el PSOE, además, permite al líder de Junts reconectarse con su electorado más independentista y empresarial , crítico con la política económica del Gobierno central, especialmente tras la reciente subida de la cuota de los autónomos .
Fuentes del empresariado catalán confirman que el descontento es creciente. Incluso Foment del Treball ha elevado el tono contra “una parte del Gobierno que ve a los empresarios como delincuentes”.
Un tablero político en movimiento
Con Junts fuera de la ecuación y ERC debilitada, Pedro Sánchez afronta el tramo más inestable de su mandato .
El Gobierno podría quedar sin apoyos parlamentarios suficientes para aprobar leyes o presupuestos, abocando al país a un escenario de parálisis institucional .
Mientras tanto, Puigdemont mueve sus fichas desde Bélgica. Y el PP, a la espera, observa el tablero. El lunes, en Perpiñán, se conocerá si comienza la cuenta atrás para el final de la legislatura.

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