Hoy, en El Foco , hablamos del nuevo océano digital; un lugar donde la identidad puede ser robada, la voz clonada y la imagen manipulada. Josep Coll , abogado y fundador de una empresa especializada en identificación de vídeos deepfake y su borrado (Repscan), advierte que esto es sólo el principio. «Estamos en la prehistoria del deepfake. En dos o tres años veremos contenidos realmente increíbles».

La inteligencia artificial permite que, con solo unas fotos de Instagram , se creen vídeos falsos —con frecuencia eróticos o cometiendo un delito— para acosar o extorsionar. «Nos encontramos muchos casos de ciberbullying a niñas», dice Coll. «Y en adultos, deepfakes hiperrealistas que se utilizan para estafas o campañas falsas en redes».

Pero hay una buena noticia: se puede borrar. Lo hacen con un software que busca todos los vídeos en todas las redes, en todo Internet. «Podemos eliminar esos vídeos en minutos u horas». ¿De todos los sitios? «Todo lo que se pueda ver por Internet se puede quitar», asegura. WhatsApp, dice, es otra cosa. Pese a hacer una red social, dicen que es un medio de comunicación privado, por lo que no podemos eliminar los vídeos que estén ahí. «Tenemos la tecnología para localizar todos los d eepfakes que haya en ella, pero no nos permiten utilizarla».

Su empresa ha visto casos extremos: «Una ex pareja que publica vídeos privados en webs eróticas; empresarios acusados falsamente con montajes creados por inteligencia artificial…». Lo más duro, admite, son los casos de menores. Coll insiste en la prevención: «Todo entra por darle a un link. Cuando veas un mensaje raro, no lo toques. En el momento que tocas tu pantalla, te entra todo dentro».

Y deja un mensaje para despertar a los relajados: «La pasividad digital ya es historia. Si estás en redes, tienes que estar atento a lo que se dice de ti y actuar».