La prensa ha destacado que el informe de Entso-e (la patronal europea de redes eléctricas) no culpa a las renovables del apagón del 28 de abril. Y es cierto, porque se limita a describir los hechos, no a buscar responsables. Pero, en el mismo informe, reconoce que la red no tenía suficiente « inercia» para hacer frente a las oscilaciones que provocaron dicho apagón, precisamente porque había un exceso de producción de energías renovables en el sistema.

Las dos primeras perturbaciones que condujeron al apagón fueron de frecuencia, según reconoce la propia  Red Eléctrica : la red tiene que tener una frecuencia constante de 50 herzios y, si se desvía de esa medida, se cae. Para hacer frente a esas perturbaciones, la  primera barrera es la inercia y luego las reservas (reservas de recuperación de frecuencia).

La inercia en la red es similar a cuando se deja de pisar el acelerador en un coche: éste sigue andando un tiempo hasta que se para. Es decir, se define como cuántos segundos de margen tiene el operador del sistema para corregir un fenómeno de frecuencia hasta que cae la red.

La propia Entso-e recomienda que la inercia se sitúe siempre por encima de 2 segundos, si bien Red Eléctrica siempre había aplicado por seguridad un tiempo superior a 3 segundos y más cercano a 4. Es lo de «salir a la calle con cinturón y tirantes» que explicó el ex consejero y directivo de Red Eléctrica   Francisco Ruiz Jiménez en el  Senado .

Según el informe de Entso-e, la inercia se situaba en España el día del apagón entre 2,17 y 2,67 segundos (página 36 del informe); baja pero por encima de la citada recomendación. Ahora bien, esa medida es tramposa porque presupone que todo el país se gestiona como un único nodo, cuando en realidad esa cifra es la media de la inercia de las tres zonas con que operaba Red Eléctrica ese día: Norte, Sur y Levante .

Renovables en la zona Sur

En la página 47, Entso-e reconoce la existencia de estas tres zonas y da los datos de generación y demanda de cada una. No ofrece los de inercia, pero se pueden deducir de esos datos. Así, como se observa en la imagen adjunta, en Levante había una producción total de 5.960 MW frente a una demanda de 7.950; es decir, había déficit. En la zona Norte, también había déficit de generación: producción de 6.800 MW frente a una demanda de 9.030 MW.

Por tanto, la zona Sur tenía que cubrir ese déficit de las otras dos zonas más las interconexiones con Portugal y Francia . Para ello, estaba produciendo 19.350 MW frente a una demanda en la zona de 8.260. Lo cual implica que la zona Sur era crítica ese día; si se caía, se venía abajo la red entera en España y Portugal, como así ocurrió.

En Levante, el porcentaje de renovables -fotovoltaica y eólica, las centrales asíncronas - era de sólo el 23%. Es decir, el 77% era síncrona, la que genera la inercia, y, además, con tres reactores nucleares , que son los que más inercia proporcionan. En la Norte, las renovables suponían el 46% del mix. ¿Y en la Sur? Ahí está el quid de la cuestión: el 81% era renovable , casi toda fotovoltaica.

Es decir, el sistema no contaba con inercia suficiente en la zona Sur para hacer frente a las oscilaciones de frecuencia que se produjeron en la misma (en concreto, en Badajoz, según la ministra Sara Aagesen ).

1,3 segundos como mucho

Otro informe elaborado por la  Universidad de Comillas estima que la inercia en esa zona era de sólo 1,3 segundos, muy lejos de los 2 recomendados por Europa y de los 3 que ofrecen un margen de seguridad aceptable. No obstante, la extensión de la misma no coincide con la que toma Entso-e.

Expertos consultados por OKDIARIO consideran que la cifra real tuvo que ser incluso menor que esos 1,3 segundos, ya que en Levante la inercia tenía que ser superior a 4 segundos por la baja producción renovable y la fuerte presencia de nucleares antes mencionada.

En cualquier caso, el propio informe de Entso-e reconoce que no había  suficiente inercia en la zona Sur de España para absorber las oscilaciones de frecuencia el día del apagón, debido a la excesiva presencia de renovables. Y, dado que tenía que cubrir el déficit de producción del resto del país y de Portugal, cuando se vino abajo, provocó el famoso cero absoluto.