Ser corresponsal de TV3 implica muchas consecuencias, unas positivas: la experiencia profesional, abrirse de miras, la visibilidad en los Telenotícies, la experiencia, vivir en otro país con todos los gastos pagados. TV3 tuvo claro desde el principio que si quería ser una BBC a la catalana debía destinar dinero a enviar periodistas a los puntos más calientes del planeta: Washington, Pekín, Moscú, Jerusalén, por toda Europa: Londres, París, Bruselas, Berlín, Madrid, y por los Países Catalanes: Palma, Valencia y Perpiñán. En la histórica TV3 de los 80 eran míticos nombres como Montserrat Besses TV3 París o Joan Nogués TV3 Washington. Ser corresponsal también tiene hándicaps familiares por llevarse a los hijos pequeños 5 años lejos de casa, como acaba de reconocer Joan Raventós , o en e
El drama de un corresponsal de TV3: "No vi morir a mi madre ni a mi padre, estaba fuera"
El Nacional.cat12 hrs ago
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