Esta semana, Karina Reyna recibió un mensaje que le llegó al corazón. Le contaron que un hombre que había donado sangre y se había inscripto en el registro de médula ósea hace diez años en una de sus campañas fue compatible con un paciente en Alemania .
“Esa persona se llama Gerardo y donó acá hace 10 años, es como decir; 'wow, te graduaste Karina'”, cuenta emocionada a Clarín. El escenario de la visita, un salón del colegio San Felipe Neri, lleno de camillas, agujas y profesionales preparados para vivir otra gran jornada solidaria.
La historia arrancó hace 16 años con el peor dolor del mundo . En 2009, Karina perdió a su hijo Agustín Cristaldo, de apenas seis años, después de luchar contra una leucemia linfoblástica aguda. Con mucha fuerza y resiliencia, decidió darle sentido

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