Vaya por delante que uno entiende que los tiempos cambian y que los usos de los edificios y la forma de hacer las cosas evolucionan aunque no siempre nos guste. ¿Por qué digo esto? Porque esta semana se ha confirmado lo que era un hecho desde que en enero de este mismo año, los gestores de Las Armas decidieron renunciar a continuar ante la imposibilidad de hacerlo rentable por un montón de problemas derivados de su funcionamiento. Las Armas ya no volverá a ser Las Armas. Al menos, eso que conocimos y que con tanto énfasis abrazó la ciudad en sus mejores años y que fue un auténtico hervidero cultural y no solo musical.
A partir de ahora, la gestión pasará a ser pública pero, entre otras cosas, eso implica que el Ayuntamiento de Zaragoza ha decidido que pase a ser un edificio primordia

El Periódico de Aragón

Raw Story