Cuando la ideología sustituye al respeto, los amigos se vuelven enemigos y las ciudades pierden su alma. Popayán vive hoy una fractura social que pone a prueba su cultura, su historia y su identidad.

Cuando nos entregamos a las ideologías, convertimos a los amigos, familiares y vecinos en enemigos. Desconocemos al otro, aunque su puerta esté contigua a la nuestra. Abandonamos el afecto, el respeto y el reconocimiento de quienes no piensan igual; y, enceguecidos, solo vemos adversarios. Perdido el rumbo, se quiere destruir todo: paredes, muros, iglesias. Así han empezado los exterminios, los genocidios y las guerras mundiales.

Protesta o vandalismo disfrazado de causa

¿La indignación o la lucha por una causa, como la palestina, implica la destrucción de lo que la propia cultura considera

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