El tercer y último intento del remolcador de salvamento privado Open Arms para lograr la ansiada foto con el cayuco que justificara su insostenible aventura canaria, con dinero público, ha vuelto a ser un fracaso. Dos meses lleva el viejo remolcador en Canarias dando tumbos y contando cuentos con una subvención pública.

Mientras se redactó esta columna, el buque abandonaba las aguas al sur de El Hierro, y con ello se esfumaba su última esperanza de toparse con un cayuco. Y casualmente, esa misma mañana, mientras navegaban ya rumbo a Lanzarote, arribó su anhelado cayuco a La Restinga; siendo asistido por quien debe hacerlo, el estado, por medio de la entidad pública empresarial Salvamento marítimo, y no por iniciativas particulares no profesionales como es Open Arms.

El remolcador de la O

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