Como todos los años, tanto la retransmisión de la ceremonia de la entrega de los Premios Princesa de Asturias como el posterior Telediario de TVE, fue un prodigio televisivo. Con sobriedad (la que requiere el momento), con mucho trabajo de realización, de guion y de montaje, fue una tarde noche magnífica la del viernes. La tele pública demostró que tiene todo el sentido y demostró el sentido que tiene. Cada una de las piezas incluidas, tratadas con mucho mimo, con intención, con palabras elegidas al detalle. Pepa Bueno estuvo soberbia. Iba elegantísima, con un traje de chaqueta que brillaba con sus movimientos y dio, además, la sensación de dominar todo el espacio. Sobre todo el de las entrevistas donde no tuvo que mirar ni una sola vez un papel. Se paseó como el que camina por su casa en

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