El factor de la atención selectiva

Uno de los motivos más frecuentes tiene que ver con la atención selectiva : el cerebro prioriza ciertos estímulos y descarta otros. Cuando estamos apurados o con la mente en otro lado, la información “dónde están los borcegos” simplemente no entra en foco. En esos casos, no es que desaparezcan, sino que el cerebro no los registra porque está ocupado en otra cosa.

Estrés, ansiedad y falta de presencia mental

Los psicólogos también asocian estos episodios con la sobrecarga mental . Cuando hay estrés, el sistema de memoria a corto plazo se satura y no logra procesar tareas básicas. Esa sensación de “no encontrar nunca nada” puede ser una señal de que la persona está viviendo en piloto automático , sin detenerse a observar su entorno.

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