Hay asuntos que por una cuestión de sensibilidad social deberían quedar fuera de la lucha de los partidos por ganar espacios electorales. El de la salud y el cuidado de los ciudadanos está entre los más importantes. Esta semana hemos asistido tanto en el Parlamento de Andalucía como en el Congreso de los Diputados a debates muy ásperos sobre la crisis desatada en la sanidad pública andaluza por los errores del cribado del cáncer de mama. Es lógico que una cuestión como esta ocupe la atención de los parlamentarios. Lo que no es igual de admisible es que la controversia haya derivado en un pulso político que, en la Cámara andaluza, ha sido probablemente el más duro de la legislatura y que ha tenido episodios tan lamentables como el abandono por parte de los consejeros del PP del Consejo Inte

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