México.- Aunque nuestra especie es producto de un largo proceso evolutivo, es importante reconocer que no podemos dejar de lado las fuerzas profundas que actúan en nuestro planeta. Durante millones de años, la tectónica de placas no solo ha esculpido montañas, abierto océanos y desencadenado terremotos, sino que también ha configurado climas, ecosistemas y, sorprendentemente, el rumbo evolutivo del ser humano.
Desde los primeros pasos de los bípedos en el Valle del Rift en el este de África hasta el surgimiento de civilizaciones asentadas en fértiles tierras volcánicas, los movimientos de la corteza terrestre han sido un motor silencioso pero decisivo en nuestra historia. El camarón pistola: un diminuto ingeniero que inspira nuevas formas de purificar el agua ¡Es el cumpleaños 4

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