Bruselas es una ciudad con alma doble: la de las instituciones europeas y la de los cafés art nouveau donde el tiempo parece haberse detenido. Es mucho más pequeña que Londres o París, pero está repleta de rincones con encanto, de barrios donde la historia y la vida cotidiana se mezclan con naturalidad. Desde el bullicio del centro histórico hasta la elegancia de Ixelles o la modernidad del Barrio Europeo , recorrer la capital belga es entender cómo una ciudad tan pequeña puede tener tanto que contar.
El centro histórico: donde late el corazón de Bruselas
El centro histórico de Bruselas —también conocido como el Pentágono— concentra gran parte de los monumentos y símbolos de la ciudad. Aquí se encuentra la Grand Place , una de las plazas más bellas del mundo, rodeada de edificios gremiales dorados, la Maison du Roi y el Ayuntamiento, con su torre gótica dominando el cielo.
A su alrededor se extienden callejuelas animadas, llenas de cervecerías, chocolaterías y tiendas de cómics. En el Îlot Sacré , uno de los barrios que conforman el casco antiguo, se encuentran las Galerías Saint-Hubert , la estatua de Jeanneke Pis y la antigua Bolsa de Bruselas, tres paradas imprescindibles para el visitante curioso.
El Quartier Royal , por su parte, es la zona más señorial del centro. Allí se alzan el Palacio Real , el Parque de Bruselas y el Mont des Arts , un conjunto de jardines y museos que concentra algunas de las mejores vistas de la ciudad. A muy poca distancia, el barrio de Sablon mezcla antigüedades, arte y arquitectura: su iglesia de Notre-Dame du Sablon marca el paso entre la parte alta y la parte baja de la ciudad, y cerca de allí se encuentran los Museos Reales de Bellas Artes y el Museo Magritte .
Bruselas es también una ciudad de contrastes: basta tomar el ascensor panorámico junto al Palacio de Justicia para adentrarse en Les Marolles , un barrio con pasado obrero, marcado por su carácter multicultural y su mercado de la Place du Jeu de Balle , donde se puede encontrar desde una bicicleta antigua hasta una joya perdida.
Saint-Géry y el encanto nocturno del centro
Si hay un barrio que encarna la faceta más animada y cosmopolita de la ciudad, ese es Saint-Géry . Situado al oeste de la Grand Place, es una zona con un aire parisino donde la vida se reparte entre bares, restaurantes y espacios culturales. Su antiguo mercado, Les Halles de Saint-Géry , es hoy un centro de exposiciones y punto de encuentro de jóvenes locales y viajeros.
De noche, las terrazas se llenan de vida, el olor a gofres se mezcla con la música de los bares y Bruselas muestra su cara más espontánea. Muy cerca, la Place de Brouckère y los alrededores de la Bolsa forman otro eje de ocio y cultura urbana.
El Barrio Europeo: la Bruselas institucional
A solo unos minutos en metro del centro, el Barrio Europeo ofrece una imagen muy distinta. Aquí se encuentran el Parlamento Europeo , el Consejo de la Unión Europea y otras instituciones comunitarias que dan a Bruselas su papel de capital política del continente.
Pero este distrito no es solo burocracia: a su alrededor se abren grandes parques, como el Parque del Cincuentenario , con su imponente arco triunfal, y museos de gran interés, como Autoworld o el Museo de Historia Militar . Es una zona tranquila, ideal para pasear entre avenidas amplias y edificios modernos que reflejan el rostro contemporáneo de la ciudad.
Avenida Louise e Ixelles: elegancia, cultura y diversidad
Al sur del centro se extiende la Avenida Louise , el bulevar más elegante de Bruselas. A un lado y otro se alinean boutiques, hoteles de lujo y cafés con encanto que conducen hasta el Bois de la Cambre , un parque inmenso que funciona como pulmón verde de la ciudad.
Muy cerca está Ixelles , un municipio vibrante y multicultural que se ha convertido en el favorito de artistas, estudiantes y expatriados. Aquí nació Audrey Hepburn , vivió Julio Cortázar y hoy se mezclan lo africano y lo europeo en el barrio de Matongé , donde los mercados de especias y las peluquerías afro conviven con tiendas de diseño y bares de moda. En torno a la Place Flagey y los estanques de Ixelles, Bruselas muestra su cara más diversa y contemporánea, sin perder su aire acogedor.
Koekelberg y Saint-Gilles: entre el arte y las vistas
Más alejados del centro, los barrios de Koekelberg y Saint-Gilles merecen también una visita. En el primero se levanta la monumental Basílica del Sagrado Corazón , una de las iglesias más grandes del mundo, desde cuya cúpula se obtienen vistas espectaculares de toda la ciudad.
En Saint-Gilles , al sur, se respira arte en cada esquina. Es un barrio de casas modernistas, donde el arquitecto Victor Horta dejó su huella en varias fachadas y donde hoy se encuentra el Museo Horta , dedicado al maestro del art nouveau . Sus calles combinan lo popular con lo artístico, ofreciendo una de las imágenes más auténticas de Bruselas.

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