El primer contacto piel con piel entre una madre y su recién nacido sufre una cascada de beneficios fisiológicos tan potentes que la ciencia lo considera ya un estándar de cuidado innegociable. Un nuevo y exhaustivo análisis de la evidencia global explica por qué ese primer abrazo es el mejor comienzo posible para una nueva vida.

El contacto piel con piel entre la madre y el recién nacido, inmediatamente después del parto, es una práctica sencilla con profundos beneficios que la ciencia respalda de manera contundente. Un análisis exhaustivo de múltiples estudios científicos, recogido en una revisión de la base de datos Cochrane de 2025, no solo confirma las ventajas ya conocidas de este primer abrazo, sino que también profundiza en su impacto fisiológico tanto para el bebé como para la

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