Las tres hijas adolescentes de Jorge Cueva y de Paulina Lobato han sido tan exitosas en los clavados que a ella se le ocurrió decorar su árbol navideño con puras medallas de oro. Aquel fin de año fue divino para la familia, que no se cansó de tomarse fotos y videos con ese arbolote rutilante como de tres metros de altura de donde pendían como 50 preseas, cada una marcada con el nombre de quién la ganó y en qué prueba; hasta Paulo, el hermanito gimnasta, aportó una.

El resplandor de aquel árbol sólo alcanza a compararse con el fulgor que irradiaron los ojos del entrenador Iván Bautista cuando en 2016 se enteró de que Mía Cueva —la niña que junto con su hermana mayor Suri iban a jugar con él en los catres elásticos del gimnasio seco de clavados— tiene una gemela que practicaba gimnasia en l

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