Donald Trump ha llegado a Malasia en un momento clave para la región. Durante su visita, se firmó un acuerdo de paz entre Tailandia y Camboya, un evento que se llevó a cabo en el marco de la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático. Este acuerdo, que pone fin a tensiones fronterizas que resultaron en un conflicto de cinco días con cerca de 50 muertos, ha sido calificado como un "logro" significativo.

Sin embargo, lo que más ha llamado la atención ha sido la llegada de Trump. Al descender del Air Force One, el presidente de EE.UU. comenzó a bailar, un gesto que recuerda a sus movimientos durante la campaña electoral. A su lado, el primer ministro malasio, Anwar Ibrahim, se unió a la celebración, mientras otros presentes aplaudían y trataban de seguir el ritmo del mandatario estadounidense.

"Me alegra que los dos países con los que estamos tratando se caen muy bien. No estoy acostumbrado a esto. Cuando hacemos estos tratos normalmente hay mucho odio", comentó Trump, refiriéndose a la atmósfera positiva entre Tailandia y Camboya. Además, se atribuyó el mérito del acuerdo, señalando que fue "una de las primeras guerras" en las que se involucró.

"Me encanta. Es como... no sé, un pasatiempo, aunque es mucho más serio que un pasatiempo. Es algo en lo que soy bueno y que me encanta hacer", añadió el presidente.

En el contexto de la cumbre, Trump también se reunió con Lula, el presidente de Brasil, para discutir un posible acuerdo que podría reducir los aranceles de EE.UU. al país sudamericano, que actualmente son del 50%. Trump expresó su optimismo sobre la relación entre ambos países, afirmando: "Es un gran honor estar con el presidente de Brasil. Creo que podremos lograr muy buenos acuerdos para ambos países".

La reunión también abordó el mercado de soja, ya que Brasil ha tomado el lugar de EE.UU. como principal proveedor a China debido a la guerra de aranceles. Se prevé que las exportaciones de soja de Brasil alcancen los 102,2 millones de toneladas hasta finales de octubre, superando los volúmenes anuales de 2023 y 2024, lo que refleja la ausencia de competidores estadounidenses en el mercado chino.