En el corazón de El Palomar, una escena surrealista demostró que ni el caos de Gotham puede contra el protocolo electoral. Este domingo, un ciudadano común que decidió ejercer su derecho al voto caracterizado como el Joker se topó con una realidad inflexible: la democracia no admite disfraces.

La anécdota, ocurrida en la Escuela Teniente Benjamín Matienzo N°5, tuvo un protagonista inesperado -un hombre con el rostro completamente blanco, sonrisa roja y cabello verde- y un desenlace previsible: no pudo votar. La razón no fue caprichosa sino legal: su maquillaje le impedía ser identificado correctamente por las autoridades de mesa.

María Alejandra Korol, delegada de mesa, fue quien le explicó al particular votante que debía retirar el maquillaje para poder acreditar su identidad. "Desde 20

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