En la escalada represiva del régimen de Nicolás Maduro no se salva ni la iglesia. A los sacerdotes críticos, que el mandatario califica despectivamente como “los señores con sotana”, son reprimidos incluso para celebrar misas sobre la canonización de los santos, mientras crea una red de espionaje para delatar a quienes critican al gobierno chavista.
Lo último es la arremetida que el régimen propinó al cardenal Baltazar Porras, a quien se le impidió participar en los actos con motivo de la canonización de los santos José Gregorio Hernández y Carmen Rendiles, los únicos dos santos venezolanos en su historia que fueron distinguidos por el Vaticano la semana pasada.
El chavismo siempre ha tenido relaciones tensas con la iglesia católica por haber cuestionado la falta de libertades y la vi

Clarín Mundo

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