Debo confesar mi absoluta sorpresa cuando leí en la prensa que este mismo lunes Junts va a poner en manos de sus militantes la decisión de si continúa apoyando a Pedro Sánchez o lo deja caer con todo su gobierno. La sorpresa, claro, fue enterarme de que Junts todavía tiene militantes, uno estaba convencido de que habían abandonado todos el barco, que los que no se habían pasado a Aliança Catalana con armas y bagajes, habían quemado el carné del partido en una hoguera purificadora, dándose golpes en el pecho por haber sido engañados tan burdamente.

Una vez repuesto de la sorpresa, deduje que esos pocos afiliados que todavía restan en Junts son los familiares de su líder mesiánico y de los siete diputados de la formación en el Congreso (los 35 que tiene en el Parlament de Cataluña deb

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