Viajemos en el tiempo. Estamos en el Cementerio General en el año 2125. Posiblemente, en la partida de Faitanar. Al otro lado del nuevo cauce. Suponiendo que el nuevo cauce siga existiendo como tal y suponiendo que los enterramientos de difuntos siguen celebrándose de forma convencional , sea de cuerpo entero, cenizas o cualquier otra forma de reducción de restos -que no sea una chimenea con recuperación de fósforo, como se describe en el Mundo Feliz de Aldous Huxley-. El caso es que echamos una mirada a lápidas o memoriales . Ahí reposan Mateo, Martina, Chloe, Izan, Abril, Iker, Hugo, Luna o Liam. Alguien a nuestro lado está mirando y esboza una sonrisa por lo peculiar de esos nombres de pila, que en ese año 2125 no se pondrían a un bebé bajo ningún concepto. Nombres de antiguall

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