A la desesperada para revivir una acuerdo de paz moribundo. En un intento de reactivar los esfuerzos estancados para poner fin al conflicto en el este de Congo, dos delegaciones de Ruanda y de la República Democrática del Congo se citaron esta semana en Washington para insuflar oxígeno a un acuerdo firmado el pasado junio pero que, pese a las peroratas de Donald Trump sobre una paz próxima en el corazón de África a cambio de ventajas para EE.UU. sobre los minerales de la región, ha empezado torcido.

Cuatro meses después del acuerdo nada ha cambiado en el terreno: el grupo rebelde M23 continúa controlando grandes extensiones del este congolés y se han producido innumerables episodios de violencia perpetrados por ambas partes. Ya hay unos 8 millones de personas desplazadas y casi 30 millone

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