En el corazón del Museo del Louvre, bajo los techos dorados que durante siglos simbolizaron el poder absoluto de Luis XIV, se perpetró un robo que trasciende la mera noticia policial. En apenas siete minutos, un grupo de ladrones sustrajo piezas históricas de las joyas de la Corona francesa de la célebre Galería de Apolo, un espacio que no solo alberga tesoros materiales, sino también el relato mismo de la grandeza y la memoria cultural de Francia. Más allá del valor incalculable de las piezas —tiaras, collares y broches que pertenecieron a emperatrices como Eugénie y Marie-Louise—, lo que se llevó fue un fragmento del relato simbólico de la nación.

La Galería de Apolo nació como una exaltación del poder del “Rey Sol”. Su diseño, concebido en el siglo XVII por Charles Le Brun bajo la dire

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