Hay quienes ven el vaso medio vacío. Otros(as) lo ven medio lleno. Para combatir el pesimismo -según el dicho popular que fomenta el optimismo- depende de que en efecto haya agua. Sin agua, la realidad obliga a mirarla tal cual es, sin espejismos ni ilusiones ópticas. Buscar la bondad, entre la carencia, requiere una dosis inagotable de esperanza; cuya fuente se va secando, ante la ineptitud, dando pie a la desesperanza. Los azotes continuos pasan factura a la capacidad de resiliencia de nuestro Pueblo. Han sido demasiados golpes corridos en poco tiempo para poder cicatrizar las heridas profundas que requiere la recuperación. La restauración efectiva depende de soluciones para corregir el mal de fondo desde su raíz, en lugar de remediar superficialmente para disimular. Las grietas no se em
(Opinión) La desesperanza deja sus huellas sociales
El Vocero17 hrs ago
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