No hubo gritos, no hubo gestos exagerados. Solo un asentimiento —rápido, seco, casi mecánico— como si ya hubiera anticipado el desenlace.

La quinta entrada empezó con un sencillo de Kiké Hernández, su primer hit en 16 intentos. Nadie en las gradas lo celebró. Ni siquiera los aficionados de Los Ángeles, que ya conocían el guion: Scherzer no se rinde, pero tampoco siempre gana. La recta de 94,8 mph que lanzó esa bola fue la más rápida desde septiembre del año pasado, cuando logró su sexta entrada perfecta. Hoy, esa velocidad no bastó.

Después de eliminar a Andy Pages con un elevado de sacrificio, llegó Shohei Ohtani . El mismo que había abierto el juego con un doble, que había roto el empate en la tercera con un jonrón de 430 pies. Scherzer lo miró a los ojos antes de lanzar. No hubo pal

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