El buenb humor lo acompañó gran parte de su vida. Su ex esposa, la politóloga Claudia Hilb lo despidió subrayando el mérito de ese chiste casi permanente. Irónico y mordaz, dejaba esa marca en libros, conversaciones y situaciones extremas. Secuestrado en abril del 76 por la dictadura Emilio de Ípola fue trasladado y torturado aunque le decían que era un “perejil”. Sin embargo, en un interrogatorio le recriminaron el programa de estudios con el que daba clases en la Universidad: “¡Ningún argentino, ningún nacionalista enseñabas! ¡Todos alemanes o zainos!”. Le echaban en cara: “¿No hablabas del Che, de Fidel, o de algún otro, más cercano? ”. De Ípola: “Contesté que mi asignatura era téorica, con pocos nombres, abstracta…” Como respuesta, lo introdujeron de nuevo en el agua… Volvía a ese
Adiós "infinito" para Emilio de Ípola, el intelectual que siguió el camino de Gramsci y Althusser y asesoró a Alfonsín
Clarín11 hrs ago
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